viernes, 2 de abril de 2010

Qué nombre le pondremos matarile rile rile...?


Desde hace más de un año Cinthia y Orlando se ven casi a diario, se llaman más de dos veces al día, comparten besos, abrazos, expresiones afectuosas, salen juntos a todos lados y hasta han servido de soporte el uno para el otro en situaciones difíciles, pero no son novios.
Tampoco son amigos, ni una relación para pasar el rato o solteros, digamos que no hay un estado civil que defina lo que tienen o al menos eso dicen ellos.
Estaban muy felices, con solo verlos juntos quedaba en evidencia, pero Cinthia, de pronto sintio la imperante necesidad de ponerle nombre a lo que tenía con Orlando, por lo que comenzo a lanzar insistentes indirectas que su compañero sentimental esquivo con impresionante habilidad.

El día en que quiso sincerarse y poner las cartas sobre la mesa la cara de su amado se descompuso y con un tono de voz muy serio le explico que no estaba preparado para asumir un noviazgo, se levanto y se fue, dejandola en espera de una llamada, un cambio o simple arrepentimiento.

Y pensar que cuando eramos adolescentes, cualquiera con el que prontamente simpatizaramos le otorgabamos el título de “novio”, sin importar que la relación solo durara dos semanas, que fuera conveniente o que lo que sientieramos fuera real o no.

En ese entonces las cosas no eran tan complejas, no requerían de tanto análisis ni explicaciones, simplemente sucedían y si funcionaban o no era un asunto que se descubría en el camino, nada parecido a los “mil requisitos” y miedos que ahora ponemos de por medio antes de considerar que nombre otorgarle a esa relación que tenemos, con ese alguien que parece especial.

Que en la práctica, indiscutiblemente se trate de una relación sentimental satisfactoria, no sirve de nada cuando se le tiene miedo a las palabras, a los titulos, a sentirse de alguna manera atado, aunque el corazán ya tenga tiempo atado a esa persona…

Un mal incurable de muchos que nos deja con pocas opciones cuando nos involucrados con ellos, solo dos alternativas se presentan ante nosotras: O nos quedamos firmes en nuestra determinación de conseguir que nos otorguen el título de novia o nos hacemos las desentendidas y continuamos viviendo el día a día dandole prioridad a ser felices.

A mi hace tiempo que me dejaron de interesar los títulos o los análisis complicados sobre lo que podría ser o no, en mis cortos años de vida, si algo he aprendido es que igual nadie tiene el control sobre el futuro, ni una cercana idea de las vueltas que dara la vida o lo que sucedera.

De nada me sirve decretar que este o el otro será el amor de mi vida o una emoción pasajera a la que no vale la pena apostarle mucho, cuando hechos inesperados cambian el rumbo de las cosas y te hacen amar, aborrecer o hasta olvidar al objeto de tu afecto…

Yo prefiero dejarle las definiciones al tiempo, vivir el momento y si me nace o no otorgarle el título de “novio” a quien mantiene a mi corazón contento, lo hare sin miramientos al futuro, sin pensar más de la cuenta…

No me interesa tener una palabra para definir mi estado civil, me interesa que en mi corazón y en mi rostro siempre hayan motivos y evidencia de felicidad.




miércoles, 31 de marzo de 2010

Música y pasos de baile


Me gusta bailar, es una de las cosas que más me divierten. No es que sepa como hacerlo o que me considere una experta, sencillamente me gusta. De hecho, sospecho que no me sale tan bien como quisiera porque en más de tres ocasiones diferentes hombres, que han sido mi pareja en la pista, se han detenido y con amabilidad me han solicitado que me deje guiar…
Igual que lo hizo Michael, mi nuevo prospecto amoroso , en los primeros días en que compartimos juntos. En lugar de ofenderme o avergonzarme me dije “el tiene razón, dejalo que te lleve”…
Yo tan acostumbrada a llevar las riendas de todo en mi vida y hasta en la de Leonardo, sabía que iba a tener que hacer un esfuerzo sobrehumano para “dejarme llevar” por Michael, pero al menos quería intentarlo.
No sé como me fue esa noche con el baile pero en mi "nueva" relación la fórmula como que no funciono... Mi nuevo príncipe azul fue asumiendo derechos y roles que jamás le otorgue a nadie y la divertida misión de “transformar” mi vida con su presencia rapidamenre se convirtio en una incomoda realidad.
Las conversaciones pausadas y con cierto sentido no eran su estilo, así que me tuve que conformar con su forma muy particular de comunicarse, que era entre chistes y comentarios pasados de tono.
Mi sensibilidad emocional, así como la costumbre de poder desnudar mi alma sin miedo, de pronto se convirtio en una verguenza, pues no sabe reaccionar ante ninguna de estas situaciones; Desconcertada y algo confundida con respecto a lo que tenía que hacer, me parecio que la más sensatas de las decisiones era anularme, ocultar esa parte de mi… Justa y precisamente esas cosas que me hacen ser Yuyita, pero que no muchos logran entender…
El amor por mis libros, mi mundo de letras y la tranquilidad se fueron por un caño, desde su entrada a mi vida, pues él ya tenía planificado mi tiempo libre y hasta el mi tiempo de obligaciones.
Luego de no sé cuantos años viviendo y haciendo las cosas como mejor me parecía, volví a sentirme custodiada por alguien que se dio la tarea de "reeducarme", indicarme en que cosas estaba mal y todo lo que me faltaba por aprender en la vida...
Y si osaba a quejarme por alguna cosa me decía “ya te acostumbraras”…
Hasta que me pregunte “y por que tengo que acostumbrarme a cosas que no quiero, que no son parte de mi?, por que no se acostumbra él a mi mundo, a mis gustos, sin burlarse, sin huir, aceptandome tal cual soy?”
Que yo tenga una visión y manera diferente de ver y enfrentar las cosas no significa que YO este errada y que tenga que cambiar.
El ya tenía planes conmigo, me quería transformar , yo era su muñeca, él ponía la musica, la fiesta y los pasos de baile, yo simplemente debía seguirlo.
No es por ser rebelde o nada que se le asemeje pero me da la ligera impresión de que yo no soy la mujer que el anda buscando, definitivamente él no es el que busco yo.
Porque un hombre que me haga sentir verguenza de mis sentimientos, de mi manera de ser, con el que tema expresar lo que yo siento, ser tan romántica y hasta absurda (como muchas veces lo soy), no merece mis besos, mucho menos un lugar en mi corazón.
Un corazón muy valioso para un descerebrado controlador.
Tal vez si deba dejarme guiar algunas veces, no querer controlar el mundo todo el tiempo y bailar otras melodías, así como aprender nuevos pasos, esta en mis planes que esto suceda, pero creo que no será Michael quien determine la fiesta, los pasos ni la música, eso es definitivo.