jueves, 22 de noviembre de 2012

La normalidad, el amor y los tiempos


Yo no creo en los ¨tiempos¨ que piden muchos en la relación.

Hasta este día yo nunca he necesitado pedir uno, y hoy, no es que lo pida, mas bien aprovecho este silencio para pensar con la cabeza en equilibrio.

Enrique habita el lado izquierdo de mi pecho desde hace meses ya, esto me quedo bastante claro, sobretodo en estos días que le he extrañado tanto. No, no anda de viaje, ni estamos peleados, tampoco es el trabajo. 

El entra con alegría y gran alboroto a mi vida, me vuelve el mundo una fiesta y sin explicar ni yo poder comprender, apaga la música, camina hacia la puerta y se ausenta por días y días.
Su único argumento es que ¨el es asi¨, pero ¿así como?, ¿así de inconstante?, ¿así de indescifrable?, ¿así de extraño?

Me he puesto celosa, le he investigado todo, como buena alumna de CSI y todas las demás series de investigación (ninguna me las pierdo), pobrecito porque tengo una habilidad y una puntería impresionante para buscar y encontrar. Deberían contratarme en algún departamento de criminología.

El hombre esta limpio, no me esta engañando con nadie, tampoco emite las señales de ¨hombre distraído con otra falda¨.

Solo me queda esta vaga explicación de que ¨el es asi¨…

Me he dicho a mi misma ¨ok, tal vez no recuerdes muy bien como era esto de tener novio, o quizás tengas que acomodarte a esta forma tan independiente y extraña de el ser¨ e intento hacer mi vida sin contar con el o hablarle mucho.

Aunque no se supone que una pareja debe ser así de distante, ni uno debería de sentir miedo de hablarle para no molestar o estar la mayor parte del tiempo en una crisis de ansiedad, sin saber que pasa o cuando pasara.

Y cuando soy yo la que quiere estar acompañada, cuando soy yo la que quiere sentirse amada, ¿qué pasa conmigo?, ¿Por qué es que no tengo siquiera la posibilidad de pedírselo?, porque si lo hago se enoja y entonces tarda muchísimo mas en volver.

Pero entonces el regresa, modalidad torbellino, con toneladas de amor y mimos, quiere estar conmigo todo el tiempo, me habla a todas horas, reclama mi presencia desde que se despierta, una manifestación abrumadora que me lleva al punto del ahogo.

Luego pasamos al silencio y la distancia, entonces mi corazón se queda colgando con sus dudas, su ausencia y el malestar que esto provoca en mi.

El amor no debe ser así.

Sospecho que esto no esta bien, se que la ¨normalidad¨ es un concepto subjetivo, pero si en algún país del mundo esto es normal, el debería mudarse allá y yo permanecer bien lejos. Este sube y baja emocional me esta enloqueciendo.

Esto no le hace bien a mi corazón y mas que enamorada ando nerviosa, pendiente del celular, queriendo que amanezca y anochezca rápido para ver si le pasa el hechizo y regresa. Mortificada cuando vuelve porque no se el momento en que volverá a marchar.

Tal vez me precipite creyéndome esta historia, dejándolo entrar a mi corazón sin siquiera dejar que las cosas sucedieran. Quizás se me hizo tan increíble que no pensé.

Oh Yuyita, ¿cuándo dejaras de pensar con el corazón?

Lo adoro, me enloquece, pero ya yo se lo que es dejar en manos de otra persona tu estado anímico, tu estabilidad. No puedo permitirle a nadie mas que mantenga mi corazón colgando en la incertidumbre.

Ya lo viví con Leonardo y esto no puede pasar una vez mas, el que esta tiene que estar o deberá irse. Así como las clases de la universidad que después de un numero especifico de faltas repruebas inevitablemente  la materia.

Enrique ya ha quemado varias materias conmigo, a estas alturas ya se gano la expulsión.