Estudiando
inglés conocí a María Isabel, en los años de mi adolescencia, tenía mi edad y
era extremadamente tímida. El profesor nos hizo formar un grupo de estudio en
una clase y desde entonces ya nunca más se me despego. Se aferraba a mi brazo
como con desesperación cuando salíamos a comprar la merienda y parecía tener
miedo de todo.
Miraba a
las demás compañeras y admiraba hasta la capacidad de comer lo que
compraban, sin reparar en nada más. María vivía con la sensación de que siempre la estaban mirando con el fin de criticarla, cualquiera era más que ella y estaba convencida de que no
podía lograr nada.
El curso
termino, nos separamos y años más tarde nos volvimos a encontrar, seguía tan tímida
como cuando la conocí, aunque ya no se aferraba al brazo de nadie para caminar en la
calle, me dijo que estaba terminando la carrera de administración de empresas,
pero que deseaba mucho trabajar en cualquier cosa.
Yo afanada
en ayudarla (no sé porque pero siempre ando queriendo resolverle todo a todo el
mundo), la recomiendo en un call center en el que tengo contactos, ella va a la
entrevista y le dice al entrevistador que habla, escribe y domina el inglés,
pero para aceptar el trabajo necesita que le aseguren estará en un espacio
donde nadie mas podrá escucharla hablar porque le da vergüenza.
Esta de más
decir que fue inmediatamente descartada para el puesto.
Me llamo,
se disculpo y luego inicio una charla en la que me decía que en realidad quería
era hacer algo relacionado con su carrera.
Coincidencialmente, para esos días, una amiga con una pequeña empresa se iba de viaje un mes y quería probar a alguien antes para ver si podía dejarla a cargo de algunas funciones administrativas.
Coincidencialmente, para esos días, una amiga con una pequeña empresa se iba de viaje un mes y quería probar a alguien antes para ver si podía dejarla a cargo de algunas funciones administrativas.
Recomiendo
por segunda vez a María Isabel y tres días después ella misma me llama para
decirme que tuvo que renunciar porque tenía que pasarse muchas horas frente a
una computadora y la pantalla le estaba dando dolores de cabeza.
Entonces
entendí que ella no quería encontrar lo que buscaba.
Como nos
pasa a muchos en la vida, que creemos andar buscando algo y aunque lo
encontremos de frente o nos lo den en la mano, lo echamos a un lado, lo
descartamos y seguimos caminando entre quejas y reclamos porque ¨eso¨ tan
esperado no termina de llegar.
Como cuando
buscamos el amor o creemos estar buscándolo, a veces tenemos tan cerca la
respuesta a la gran petición y ni nos damos por enterados. De eso sabe mi amiga
Noelia, quien paso años llorando en los hombros de Antonio, su mejor amigo.
Ignorando su petición de convertirse en algo más para ella. El día que ella lo permitió
descubrió en él la felicidad más grande y plena de todas, al menos así lo dijo
el día que se casaron, un año después de haberle dado un dudoso ¨vamos a
intentarlo¨.
Mi mama
siempre me ha dicho que el amor no se persigue, el te encuentra y te sorprende
cuando menos te lo esperas. Yo siempre he pensado de esta manera porque además
de ser una idea de lo más estetica, es más cómoda; pero me ha remeneado el
mundo la cantidad de personas buscando amor y compañía con armas mucho más
arriesgadas que la simple esperanza.
Lolita no
comparte la idea de mi madre, dice que el amor hay que buscarlo, y es un
ejercicio tan serio y de tanto empeño como cualquier oficio remunerado.
¨Sentada en
tu casa, a lo más que llegas es a poner estados en facebook que a nadie le
importan, ¡ponte donde el capitán te vea!, que encerrada en tu casa no se
consigue nada¨, son algunas de las cosas que me dice.
Yo que
tanto condeno a quienes se quejan pero no se esfuerzan lo suficiente para
conseguir lo que desean, yo con tanto ímpetu, iniciativa y fuerzas para
realizar mi trabajo, yo que tan pocas cosas me detienen cuando se trata de
conseguir lo que deseo, cuando me hablan de amor y afectos el cuento se
convierte en otro.
No sé por que nadie de mi familia se tomó el tiempo en
explicarme que el amor se pelea tanto o más que el dinero que salimos a buscar
con tanto afán cada mañana.
Nos venden
películas donde el amor siempre encuentra a la gente, en el que no hay
estrategias, en el que la magia siempre esta presente… Entonces uno vive con
esto en la cabeza y una realidad muy diferente bajo los pies.
Una de las
citas de Benjamin Franklin reza: ¨Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos¨.
No hay siquiera que ser religioso para asimilar esta expresión como cierta.
Exista o no
exista un Dios, si no se hace nada, nada se puede esperar…
A buscar
sin prisas, pero sin dejar de hacerlo, el éxito, el amor, los sueños, todo
llega con su tickecito que paga impuesto, el costo siempre es el esfuerzo…