domingo, 9 de octubre de 2011

Yo, la cuentista


No recuerdo donde pero una vez leí una especie de análisis sobre Juan Bosch y porque no había podido lograr su gobierno. Quien lo escribió lo tildo de loco, imaginativo o desubicado, al menos fue la conclusión que saque luego de leer algo que básicamente expresaba, que al ser Juan Bosch un cuentista y contar con mucha creatividad para crear historias, a veces se le confundía la realidad con esos cuentos y los llegaba a mezclar con lo que estaba verdaderamente aconteciendo.

Obviando la parte en la que considero este asunto una completa falta de respeto y todo el debate político que esto conlleva, seré sincera; quien hizo este análisis debe conocer mucho de las personas que escriben y son amantes de la literatura.

No sé si a todos les pasa pero, yo, Yuyita Flores, demasiadas veces he mezclado las historias de mi imaginación con la realidad.

Demasiadas veces he tenido que detenerme y decirme ¨Cuidado Yuyita que esto no es uno de esos cuentos tuyos¨.

Realmente yo creo que esta podría ser una condición de ¨escritores¨ o gente creativa.

No hay nada de político en lo que diré ahora. Quizás Juan Bosch si luchó para tratar de distinguir si lo que le estaba aconteciendo era producto de su imaginación o la pura realidad.

Como humanos e imperfectos que somos, todos tenemos algo de disparatosos, locos y hasta de estupidos en uno que otro momento. ¿Y porque no? hasta mentirosos.

Por ejemplo, muchas veces las cosas iban muy bien entre Leonardo y yo, entonces me sentía aburrida y algo mas poderoso que yo, me hacia inventar rápidamente algo para salir de esa cosa tan desagradable llamada rutina.

Todavía no sé porque ni con cual fin, pero un día le dije a Leonardo que alguien me estaba persiguiendo, que tenían días en eso y se hacía muy evidente. Con los ojos medio llorosos le dije que sentía miedo de salir a la calle.

El pobre Leonardo se puso paranoico, me dijo que me cuidaría y se dedico a llevarme y traerme a todos los lugares a los que debía ir. Íbamos por la calle y él se la pasaba mirando a todos lados para ver si distinguía al perseguidor. Me llamaba a todas horas para saber si yo estaba bien.

Al principio fue divertido, después fue preocupante, ya al final el asunto se salio de control.

Dijo que iría a mi casa a decirle a mis padres, entonces ya no sabía como desarmar aquella tonta mentira que le dije inicialmente para jugar con él, pero que ya era un motivo muy valido para lastimar su confianza en mi. Ni hablar del enojo que le provocaría.

Ya no había verdad que me salvara, use otras mentiras para salir de esa primera mentirita que había crecido como bola de nieve.

Tengo la teoría de que cada vez que mentimos hay un tiempo límite para desarmar las mentiras sin que salga nadie lastimado o peligrosamente enfadado, cuando caduca este período ya estas caminando sobre algo incierto y cada vez más complicado.

El caso es que ya mi tiempo de decir la verdad había pasado y me había enredado, una vez más, en una maraña de mentiras de esas que más de una vez he creado.

Ya use la expresión y me doy permiso para usarla otra vez… Pobre Leonardo, a pesar de que no ha sido precisamente un santo y que salio de mi vida por la puerta de la vergüenza, no puedo ser tan injusta, reconozco que lo hice pasar por muchas situaciones locas y completamente innecesarias.

Yo creo que es mi imaginación la que no me ayuda, vivo soñando tantas cosas despierta, tan rápido veo todo eso que imagino volverse realidad. Duermo y sueño cosas que rápidamente veo suceder ante mis ojos, y la vida es a veces tan sonsa, tan poco mágica, que me lleva a perder los limites de si estoy inventando o esta realmente sucediendo.

A veces, he querido con tantos deseos, convencer a alguien de que algo es cierto que termino yo completamente convencida de que es verdad lo que digo.

Por eso quizás deje que pasaran tantas cosas que nunca debieron suceder, creo que me he engañado demasiado, tanto que solo cuando la realidad se hace demasiado desagradable no puedo darme cuenta de que estoy otra vez metida en uno de mis cuentos.

¿Se sanara este asunto de ser tan cuentista e imaginativa?... Tengo la leve impresión de que si llegara a sanarse y me curara yo de eso, perdería lo más interesante que hay en mi. Quien sabe…


Esta canción de Alex Ubago me hace pensar que no estoy tan sola en el mundo, preguntándome si es verdad o invento lo que por momentos vivo y pienso... Dice él (y yo lo pienso igual) que...

¿Para qué medir el tiempo, si lo nuestro es esperar?, ¿Para qué sentirnos ciertos, si la vida nos da igual? o ¿Para qué creer todo lo que vemos?, si al final no sabemos ni siquiera si es fantasía o realidad...