Detesto los cliché, los temas repetidos y esas frases cortas
que por si solas carecen de sentido, porque acorde con mi sentir no expresan
nada. Como: ¨Feliz cumpleaños¨, ¨HBD¨, ¨Feliz Navidad¨, ¨Felices fiestas¨,
¨Lol¨, ¨Buenas¨, y así…
Por eso pongo los ojos en blanco días como los de Nochebuena
y Navidad en que todas las redes sociales repiten una y otra vez el mismo
mensaje hueco.
Lo interesante de la Nochebuena es que casi todos hablan de
sus familias, de lo bonito que es estar con ese grupo de personas que te ama de
manera muy distinta al resto y que vemos muy poco en comparación a lo que
quisiéramos… Ay la realidad, que lejos esta a veces.
Lo mas chistoso
de mi Nochebuena es que justo después de la medianoche mis amigas comenzaron a
hablar por el grupo de whatsapp que tenemos y después del detestable ¨felices
fiestas¨, comenzaron a ser sinceras.
¨Aquí hace rato que se daño la fiesta, mis tíos ya
encontraron tema para discutir este año y todo el mundo anda en desencanto¨, escribió
Lolita
¨Bueno, que decirles… Aquí todo el mundo se acostó y yo
estoy toda cambiada, peinada, con deseos de hablar sentada sola en el balcón,
tecleo la romántica de Marivi.¨
Todas concluimos en un casi coreado ¨por eso es que nunca
voy a nada de lo que hacen¨.
La pregunta que me hago es ¿qué es lo que pasa que al
reunirnos todos superan los defectos y las diferencias a esa alegría de
reencontrarnos?
Vivimos diariamente en una selva donde cada cosa hay que
lucharla, le dolemos a muy poca gente, la indiferencia esta a la orden del día
y la soledad es un mal de todos.
Por eso los abrazos, la estabilidad y la comprensión es
vital tenerlas fijas en un lugar, que en el mejor de los casos se llama
hogar.
Contar con un grupo de personas que esta siempre en todo y
para todo lo tuyo, lo bueno, lo cotidiano, lo difícil. Gente atada a tu vida
con lazos indisolubles. Es una necesidad, una bendición.
Por eso no entiendo porque estas fechas terminan siendo tan
agridulces en el clan al que pertenezco. Es como si cada uno metiera la mano en
un bowl con papelitos que nos indica a cada uno el rol que en esta ocasión nos
tocara interpretar.
Mi tio Frank fue esta vez el amargado. Acostumbrado a irse
de lado borracho cada año, esta vez tuvo que abstenerse porque hace tan solo un
mes sufrió un pre infarto. La falta de alcohol lo lleno de amargura y se
mantuvo callado en una esquina casi toda a noche.
Mi prima Lana esta estrenando marido este año y eso la tiene
muy metida en el personaje de la súper ama de casa. Dijo que cocinaría el cerdo
de la cena y ha sido todo un fracaso, la carne esta hecha un chicle sin nada de
sabor. Nadie lo admitió en voz alta pero todos ignoramos la carne y eso la
llevo a llorar desconsoladamente en
un mueble.
A la hora de la comida, propusieron dar las gracias y hacer
una oración por la ocasión, pero nadie quería hacerlo. De mala gana y con prisa
uno de mis primos hizo finalmente la oración, unas palabras tan mecánicas y
atropelladas que para decirlas era preferible el silencio.
Todos comieron sin que nadie tuviera nada que comentar, un
grupo tan grande de personas y todos muy metidos en su mundo, sintiéndonos
incómodos unos con otros.
¿Dónde quedo la nostalgia de vernos?, ¿El agradecimiento de
contar el uno con el otro?, ¿La capacidad de entender el milagro que nos une?
Me aprieta el corazón y me entra una desilusión mayúscula,
porque parece que todo esto que pienso son solo conceptos románticos.
La verdad es que en mi familia nadie soporta la Navidad y
esa cena obligatoria de los 24 de diciembre menos.
Si me preguntaran que hacer, yo cancelara esta obligación.
Que cada quien viera al otro en estos días como y cuando quiera, pero que no
falten los abrazos en esos encuentros, porque son un verdadero respiro para el
alma, una necesidad constante e inmensa que al menos yo siento y siempre
agradezco recibir de ellos.
Este sabor agridulce de la Navidad, solo fuera divertido si
se tratara de un plato de comida china integrado al menú de la noche. Pero como
no es el caso, pues yo prefiero dejar pasar estas fechas o reformarlas por
completo para que tengan un sentido y podamos decir sintiéndolo que es una
feliz Navidad.
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