lunes, 25 de febrero de 2013

El padre, el novio, el ex


Mi segundo príncipe azul ha sido un fracaso. Enrique fue como un carro viejo de esos que tiene tantas piezas averiadas que sale mas económico dejarlos botados y conseguir otra cosa.
Distraído, cambiante, a veces excesivamente amoroso, otras veces excesivamente indiferente, misterioso, poco expresivo…
Yo estaba muy tranquila soportando todos sus defectos, queriendo no entender que de la forma en que éramos pareja yo no iba a ser feliz, cuando de la nada, empezando los ensayos de la banda,  apareció una mañana Arisa.
Claro que cuando llego yo no sabia quien era y solo le preste atención cuando vi que Enrique se aparto con ella en una esquina para hablar.
Ella de pelo negro, lacio, por la cintura, ojos con mucho delineador oscuro, un piercing perfecto en su nariz y un atuendo gris completo de franela, jeans y converse. Tan rockera como todos allí.
Arisa había llegado para darle la noticia a Enrique de estaba embarazada. Yo lo supe días después. El se refería a ella como mi ex. Mientras yo,  no supe que posición ocupaba en la repentina ecuación matemática.
Quedamos en que íbamos a ser muy civilizados y ninguno confundiría las cosas. Yo era la novia, ella la ex, embarazada y Enrique, el padre, el novio y el ex.
Como ven, yo era la que menos cargos tenia, solo era la novia y punto, ellos dos ocupaban posiciones mas complejas.
Me dije a mi misma ¨ Quédate tranquila Yuyita, esto no tiene porque afectarte¨. Pero aquel larguísimo mantra no me sirvió ni una sola vez para calmarme o evitar problemas.

Cada vez que Enrique se ausentaba me obsesionaba con la idea de que se la pasaba con ella. Si me decía que iban a una cita medica, yo no podía ni comer hasta que me volvía a llamar, cada vez que tenían que verse, yo comenzaba a sentir dolores en el estomago, nauseas, dolores de cabeza, no quería hablar con nadie. Estaba literalmente enferma por la situación.

Estalle un día de ira y saque todo lo que sentía dentro, lo ofendí, lo insulte, rompí todo lo que pude de la habitación. Cuando acabo todo y caí en el suelo agotada, vencida, bañada en sudor y en lagrimas el se acerco y me abrazo, me aseguro que solo me quería a mi y que no había nada que temer.
Deje mi alma descansar en sus palabras, me hacia demasiado falta un poco de tranquilidad y sosiego. Pasaron algunos días en que todo estaba nivelado, nos veíamos diario, no oí mas hablar de Arisa y me sentí volver a la vida, otra vez era yo, estaba tranquila y el estaba ahí para mi, como yo quería.

Abrazados veíamos televisión una noche en la sala de su casa cuando de repente apareció ella frente a nosotros, la madre de Enrique la dejo entrar, nosotros ni cuenta nos habíamos dado de que habían llamado a la puerta.

Allí estaba mi mayor disgusto frente a mi, ahora con un vientre abultado que hablaba por ella, por el, por todos. Era real, aquello era real y hasta ese momento yo no lo entendí. En su vientre había un hijo de Enrique, el hombre que yo amaba. Mientras que en el mío solo había un revoltillo de tripas que se retorcían del malestar que me subió de golpe con solo verla.
Enrique salto como un spring y se acerco hacia ella, le pregunto si todo estaba bien y en seguida salieron de la habitación para hablar.

Yo lo comprendí esa noche, la ecuación era imposible, no iba a funcionar. No se trataba de que el era el ex o el novio, se trataba de que ellos eran y serian por siempre los padres. Mientras que mi lazo con el era muy volátil, todavía demasiado débil como para poder vencer obstáculos de ese tamaño.

Intente dejarlo, termine con el, pero dos semanas después yo misma lo llame. Me sentía enferma, no pensaba en otra cosa, lo extrañaba de una manera que dolía.

Entonces regrese para sentirme terrible conmigo misma, por no ser valiente, por sentir que no podía, por querer contra todo pronostico y recomendación sensata continuar una relación que me daba demasiados malos ratos.
Regrese para perseguirlo, para vivir mortificada y preguntando ¨¿dónde estas?¨, para hacer el ridículo queriendo hasta acompañarlo a las visitas al medico con Arisa, para inventarme historias constantemente y pasármela llorando a solas.

Que me quiera, que aprenda a valorarme, que me empodere, eso dicen los psicólogos, dicen que así podia salir de esta, pero ni ellos ni yo tenemos idea de cómo se hace eso.

Lo único que paro mi atropellante tren de locuras e insensateces fue la noche en que Enrique se me planto en plena emergencias de la clínica, donde había llevado a Arisa con contracciones, gritándome que ya lo dejara en paz, que no aguantaba tanta presión, entre la situación de un hijo que no esperaba y que trataba de asumir responsablemente, el apoyo que Arisa merecía de el y la presión que yo le mantenía todo el tiempo con mis reclamos sentía que iba a explotar.

La vergüenza fue inmensa, todos me miraban,  yo solo me levante y me fui. Supe después, que esa noche nació su hija, a quien decidieron llamar Erisa, por la unión de sus nombres.

No me desplome después de eso, era imposible caer mas bajo de lo que ya estaba, llorar mas de lo que ya había llorado. Pero si logre entender mi realidad y como si estuviera apenas saliendo de un trance, pude ver con toda claridad el disparate que había hecho, como yo solita había vuelto todo en mi contra.

siento un vacío dentro de mi, pero ya no estoy desesperada, todavía no se de que manera pero pude recobrar la paz y desprenderme de la idea obsesiva de permanecer con Enrique. Yo no se que me paso, ni yo me encuentro en todas las cosas que pasaron.

Enloquecí, de una forma tan estupida, pero a la vez tan común, tan igual a la de muchas mujeres y hombres con una necesidad desesperada de no perder un amor, aunque no sirva, aunque haga daño. Algo muy fácil de criticar pero bastante difícil de vivir. Mi admiración a aquellos que fácilmente cierran los capítulos inconvenientes de sus vidas. A mi me costo bastante.

Hoy no soy la novia, Arisa ya no es la embarazada, tampoco la ex,  mientras el continua siendo el padre, el novio y el ex...  El ex mio y el novio de Arisa.

A mi con esta paz me basta, yo solo espero que no me abandone.

3 comentarios:

  1. Hola mi Yuyi

    No hay mal que por bien no venga y tú mejor que nadie sabe que a veces hay que tocar bien fondo para reaccionar y resurgir como ave fenix.

    Un abrazoteeeeeeeeeee

    ResponderEliminar
  2. Así es. Abrazo muy bien recibido y agradecido :)

    ResponderEliminar
  3. Wao!!! mi respeto con esta historia, muy profunda....y me toca decir que viví casi lo mismo con mi última relación, pero sin ser él el padre, pero si el novio de alguién más!! Tome la decisión de ser YO, por encima del dolor, de la angustía...y aprendi a quererme más de lo que pensé!! Todo pasa, todo cambia y la vida relativamente sigue...

    ResponderEliminar