Pecaré de ser desagradable y hasta podré ser considerada una
envidiosa por lo que diré, pero sí,
yo creo que llegara una época en que la gente de mi generación comenzara
a divorciarse todas al mismo tiempo.
Y así como ahora llenan de fotos de compromisos, anillos y
vestidos de bodas, embarazos y bebes, en esa venidera época oscura lo que
resaltara serán las ausencias. Las de fotos y estados felices.
No sé si de aquí a allá se habrán inventado una notificación
que le avise a todos ¨Fulano de tal se ha divorciado¨, pero igual no creo que
muchos quieran gritar aquello, en esos casos se usa el silencio. Nadie anda
pregonando sus fracasos.
Además no causa el mismo efecto un ¨estoy enamorada¨ a un
¨me esta llevando quien me trajo¨.
Esta nefasta teoría la baso en lo que viví y en toda
la gente de generaciones más adultas que hablan tan mal del amor o que han
hecho de su matrimonio un deporte extremo… (Siempre manteniendo la relación y a
la pareja al borde del fin, en un solo lio, para poder sentir algo).
¿Qué tan larga fue la relación más larga que tuviste en tu
vida?, cualquiera que sea la respuesta, sino llegas a los 30, te
aseguro que no duro más que la mía. No, no diré el número, juré cuidar mi
dignidad y no decirlo en voz alta después que los aniversarios llegaron a dos
números.
Estábamos conectados, yo lo pensaba y al instante llegaban
minimensajes de él, diciéndome cosas similares a las que andaba fantaseando.
Si por algo discutíamos, las reconciliaciones eran una experiencia
que superaban cualquier sueño. Cuantas emociones, cuanta pasión, cuanta
felicidad de un solo golpe. Se podía llenar la mitad del mundo con ese sentir.
Que decir de los besos, del compartir íntimo, del deseo…
Éramos como imán y metal. No había que hacer ningún esfuerzo.
Si quieren saber que pasó, yo diría que la vida y el tiempo.
Es triste, es feo, pero tengo la ligera impresión de que el amor tiene fecha de
caducidad y eso de ¨hasta que la muerte los separe¨ es más una historia de
resignación, que de amor.
No sé quien se lo invento, pero pasarse la vida entera con
una sola persona, no es humano.
Todos en algún punto nos cansamos, el amor se
va transparentando, ese tener agarrada la mano del otro comienza a sentirse
incomodo, se deja de sentir la conexión interna y solo se siente el molesto
sudor entre la mano propia y la ajena.
Una noche, cumplí con mi ritual de terminar todo el trabajo corriendo para que me diera
tiempo de ir a verlo, porque hacían días que solo hablábamos con whatsapp, ya
ni la voz nos escuchábamos, pero para ser honestos a ninguno de los dos eso nos importaba. Llegue algo presurosa y lista para vivir lo que sea que yo creía que aún
vivía con él.
Nos tiramos en la cama, mirando los dos hacia el techo y
comenzo un concierto de quejas casi al unísono: ¨Que mal día¨, ¨cuanto estrés¨,
¨mi jodido jefe…¨, ¨tengo que llevar al gato al veterinario¨, ¨se me daño el
aire del carro¨, ¨No tengo nada de dinero¨, ¨estoy cansad@¨.
Luego un silencio inmenso, y se me hizo insoportable las
ganas de huir de allí. Trate de permanecer para no llamar su atención con mi
huída, para no tener que conversarlo. Y entonces me percate, de que ni siquiera
la punta de nuestros pies se tocaban.
Estábamos en una misma cama, mirando hacia el techo,
aislados, sintiéndonos miserables, con el deseo bajo cero, yo sin embargo, tenía muchas ganas. Muchas ganas de huir.
Sí, el amor se acaba. Nos volvemos invisible para el otro y
ellos para nosotros, sin importar que tan bellos o maravillosos seamos para los
demás. Una cosa muy extraña, hasta injusta en cierto punto.
Me di cuenta de la influencia del Internet en la vida de
estos tiempos, cuando mi desesperación me hizo pensar en buscar en Google que
se hace en estos casos. De verdad quería encontrar respuestas.
Pero no, no hay nada que se pueda hacer, aparte de abrir los
brazos y dejar ir.
Si la magia de pareja se vendiera, seguro que trabajaríamos
todos solo para poder comprarla.
Sin intención de azarar ni deseándole a nadie la experiencia,
me parece que el curso natural de las cosas nos lleva a ese punto, ese
momento en que ya no sientes nada, aparte de la costumbre y un cariño estable,
pero inútil.
Siendo así, no sé a quien se le ocurrió la idea de que a los 20 años de edad escogiéramos un compañero de trayecto que nos durara toda la
vida, si el amor ¡no alcanza para tanto!
Sonara a broma, pero sinceramente, creo que deberían ser
mínimo dos compañeros de viaje por existencia. Para poder seguir sintiendo.
Para que no nos agarre la amargura de estar con alguien y sentirse solo o de
todos los ayer que ya ni de relajo son.
En fin… Nadie nos lo dice, pero el amor se acaba y a veces
no hay siquiera que hacerle nada para que se ofenda y se marche sin que vuelva
a mirar atrás.