viernes, 25 de septiembre de 2009

Mi pleito con la estufa


Es domingo por la tarde y aquí estoy yo enfrentando una realidad que de pronto me hace entender que no soy tan supermujer como lo creí.

Mami y papi no están en la casa, el microondas esta dañado y mi estomago suena como un nintendo del hambre tan grande que tengo.

Pediría algo por teléfono si mi presupuesto pasara de los quinientos pesos que tengo hasta que se vuelva a cobrar (y todavía falta más de una semana para eso, no me pregunten como llegaré hasta ahí porque todavía no lo sé) así que no me queda más remedio que desempolvar mi inexistente habilidad en la cocina, la misma que ha sido motivo de risas y comentarios mordaces como ¨Tienes que tomarte en serio la cocina porque si no ¿que vas a hacer cuando te cases?¨…

Temita que me revienta ese de aprender a cocinar para y por un hombre, porque la verdad es que no entiendo por que las mujeres seguimos teniendo la responsabilidad de ¨atender¨ a los hombres porque llegan hambrientos de trabajar, cuando nosotras en estos tiempos llegamos igual!!

Si hay igualdad para que todos generemos dinero, ¿no debería también haber igualdad en la preocupación de que tanto el hombre como la mujer sepan cocinar para que se auxilien mutuamente cuando decidan hacer una vida en común?

Bueno, pero dejemos a un lado mi feminismo furioso para enfocarnos en mi encuentro con la estufa…

Tratando de ser practica opte por un menú sencillo (el único que me sé además de las tostadas francesas que siempre se me queman), con un platano en una mano y un cuchillo en la otra comencé a pelarlo con una paciencia eclesiástica, lo que dio como resultado un delgadísimo extracto de lo que originalmente era un platano, porque más de la mitad de la masa quedo adherida a la cáscara. Lo quise acompañar con un huevo revuelto, que término siendo aceite con huevo pues absorbió el medio galón que le eche a la sartén para cocinar.

Acomode todo en un plato y se veía tan poco apetitoso que la inmensa hambre que me motivo a enfrentarme a la temible estufa se evaporo como por arte de magia, ni siquiera lo probé…

Y es que en definitiva la cocina no se hizo para mi, ni yo para la cocina… A mi déjenme con mis ideas feministas y la esperanza de casarme con un hombre que sienta pasión por el arte culinario, aunque sea para que una vez por semana me alimente decentemente y deje yo de estar comiendo tantas chuchearías en la calle (que ya se empiezan a hacer perceptibles en el asomo de barriga que se me ve)…

Además, quien dijo que en verdad somos supermujeres… Al menos yo no lo soy y con esta confesión me quito de encima el lío de aprender a cocinar. He dicho… Caso cerrado.


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